Sobre el personaje:
Es el primer Presidente de su apellido, de siniestra
nombradía para unos, afianzador de las instituciones para otros
y de excelsa figura ante la historia.
Los Montt tienen origen nobiliario. Su escudo de armas
está en España, según lo refiera Fernando Márquez
de la Plata y Juan Mujica en sus Nobiliarios de la nobleza hispana.
La cuna de los Montt chilenos se ha mecido en Aconcagua, Casablanca
y Copiapó, de donde proceden, por ambas líneas, los representantes
de ese apellido que pueblan ahora uno y otro confín de la República.
El linaje de los Montt es oriundo de San Pedro Pescador,
pequeña población que se alza en las costas catalanas.
Es un alegre pueblo, perteneciente a la provincia de Gérona.
"Allí nació José de Montt y Rivera, pasando
a Chile en el siglo XVIII y fundando la familia cuyos descendientes
existen hasta la fecha". (F. MAQUEZ DE LA PLATA, Arqueología
Nobiliaria, IV, 81).
Don Juan Luis Espejo agrega que fueron siempre regidores
de San Pedro Pescador.
Representación parlamentaria de los Montt. La
influencia política de esta casta viene desde los primeros años
de la República y ha continuado hasta la era contemporánea.
Sólo dos de ellos han sido senadores: Manuel y
su hijo Pedro, primerizos en esa jerarquía, ambos Presidentes
de la República. Los demás, en número crecido,
han sido diputados.
De este apellido se han generado tres Presidentes de
la República, numerosos parlamentarios y Ministros, hombres de
letra, jurisconsultos, diplomáticos y estadistas.
Don Manuel y Pedro Montt, padre e hijo, fueron directores
del Estado en un promedio de medio siglo, y entre ambos está
la Presidencia de Jorge Montt el año 91; y aunque a este último
no le liga un parentesco cercano a los otros dos, descienden todos de
un mismo tronco, aunque de ramificaciones diversas.
Han creído algunos que Manuel Montt, cuya pobreza
infantil se ha hecho conocida de todos, era de oscuro abolengo precisamente
por ser pobre y haberse formado por si solo. Es un error. Tiene estirpe
hidalga y ascendencia hispana, a pesar de que, por su color cobrizo
y aceitunado, como era la epidermis de su hijo D. Pedro, podría
creerse que descendía de los autóctonos chilenos o de
las selvas de Arauco.
Su padre fue Lucas Montt Prado y su madre doña
Mercedes Torres, avecindados en Petorca, donde nación Manuel
el 7 de septiembre de 1809, un año antes del establecimiento
de la Primera Junta de Gobierno. El fundador del apellido en Chile fue
José Domingo Montt, natural del pueblo San Pedro Pescador, en
el obispado de Gerona y cuyos descendientes se entroncaron en el Perú
y Chile, con familias de limpios pergaminos.
El padre de Manuel fue agricultor y vivió en Petorca.
Sus ideas independientes lo hicieron sospechoso a las autoridades de
la reconquista española y salió confinado a Constitución
en 1814. Evadióse y buscó asilo en la hacienda de Paine,
de la patriota doña Paula Jaraquemada.
Allí presenció el futuro Presidente el
interrogatorio que los secuaces de Marcó del Pont hicieron a
la heroína.
Las persecuciones arruinaron el hogar de los Montt, y
Manuel, huérfano en edad temprana, tuvo que luchar contra la
pobreza y formarse por si solo el tablero y la armazón de su
grandeza.
Estudió en el Instituto Nacional y se auxilió,
como los Amunátegui, con recursos ganados en la enseñanza
para costearse su carrera y recibirse de abogado. Se tituló en
1831.
Siguió haciendo clases en el Instituto Nacional
y en 1834 salió elegido diputado por Vallenar y Freirina. El
año siguiente ocupó el rectorado de aquel establecimiento.
Allí empezó a demostrar la inflexibilidad de su carácter,
ajeno a toda imposición, dominante, recto, justiciero e inflexible.
Hubo casos en que ni el Presidente de la República logró
derogar una de sus órdenes. Impuso una disciplina férrea,
como lo hizo después en la administración del país.
Después de ocupar algunos puestos administrativos
sobresalientes, como el de oficial mayor del Ministerio del Interior
y secretario del Presidente Prieto, fue nombrado Ministro de la Corte
Suprema (1843).
El 25 de Julio de 1840 ocupó interinamente la
cartera del Interior y de Relaciones y el 18 de septiembre de 1841 fe
nombrado Ministro de Justicia e Instrucción.
Ministerio Montt-Varas.- El 10 de abril de 1845 Manuel
Bulnes organizó el siguiente Ministerio; Interior y Relaciones,
Manuel Montt; Justicia, Antonio Varas; Hacienda, José Joaquín
Pérez; y Guerra, José María de la Cruz.
Ese Gabinete, que se prolongó hasta el 18 de Septiembre
de 1846, sirvió para sellar la amistad eterna entre dos estadistas
que han revivido en el bronce después de la muerte Manuel Montt
y Antonio Varas.
Son incontables las obras que realizó durante
su doble actuación ministerial. Las principales son: fundación
de más de cien escuelas; organización del Observatorio
Astronómico; inmigración extranjera; organización
de provincias y creación de la de Arauco; exploraciones científicas
en Atacama; levantamiento de cartas geográficas; codificación
civil encomendada a Bello; supresión de penas infamantes; creación
de la Universidad de Chile, de la Escuela Normal y de la Caja Hipotecaria,
etc. Jamás se había realizado un más vasto programa
administrativo. Por sobre todas esas cosas, conservación del
orden.
En 1846 renovó su mandato de diputado por Valdivia
y el 49 lo hizo por Santiago. En 1851 fue elegido Presidente de la República
y el mismo año, el 18 de septiembre, subió a la Presidencia
por la imposición oficial, según sus enemigos y por elección
popular, según sus partidarios.
Su elección presidencial provocó sangrientas
rebeliones, que él reprimió con mano enérgica y
medidas draconianas. La revolución del 20 de Abril que estalló
en Santiago fue el prólogo de su exaltación a la Presidencia.
Y la de Concepción fue vencida por el tratado de Purapel. Todos
fueron reprimidos y castigados con fusilamientos, deportaciones y presidio.
El mantenimiento del orden era la ley suprema.
En 1856 fue reelegido. Para evitar conjuraciones, se
adoptaron medidas de previsión opresoras, ilegales y arbitrarias,
pero que tendían al fin primordial de mantener la paz interna.
En 1859, cuando aún no terminaba su segundo período
de jefatura suprema, estalló en Atacama la revolución
de Pedro León Gallo, y la sofocó en Los Loros, así
como había reprimido otra en 1858, aprisionando a los concurrentes
en una asamblea pública y proscribiendo a todos los redactores
de La Asamblea Constituyente, el periódico que había encendido
la tea de la revuelta.
Gigantes del pensamiento y colosos de la historia, como
Barros Arana, Vicuña Mackenna, Eusebio Lillo, los Arteaga, José
Victorino Lastarria, Francisco Bilbao, Vicente Sanfuentes y cien más
se irguieron contra él y le lanzaron la contumelia de su ira
y de su venganza. Los venció a todos. Hizo derramar mares de
lágrimas y de sangre, pero salvó al país, lo lanzó
por las vías de la tranquilidad, abrió nuevos caminos
al progreso, robusteció el principio de autoridad y descendió
del poder con la majestad de Licurgo y Solón después de
haber salvado a la Grecia.
El mismo día en que terminaba su mandato, el 18
de septiembre de 1861, se publicaba en Valparaíso, donde se había
impreso clandestinamente, un libro de más de 600 págs.
Cuadro Histórico de la Administración Montt, redactado
por Barros Arana, José Victorino Lastarria y otros.
En ese libro se ve y se saborea toda la hiel de las pasiones,
todo el odio de un régimen, todo el oprobio que engendra la tiranía.
Tuvo éxito en los primeros tiempos de su publicación,
pero más tarde, a través del análisis histórico,
se vio que hay exageraciones, cargos injustos y deducciones apasionadas.
La figura de Manuel Montt se ha agigantado a través del tiempo
y de los acontecimientos y sus detractores, por más que sean
también colosos de la historia, no consiguen empañar el
brillo de su nombre ni los laureles eviternos de su régimen,
sangriento y oprobioso para unos, fuerte, centralizador, ordenado y
salvador para otros.
Después de abandonar la Presidencia ocupó
numerosos cargos públicos, entre los cuales debemos mencionar
los de Consejero de Estado, Ministro Plenipotenciario en el Perú
(1864), Presidente del Congreso Americano de Lima hasta 1868, Presidente
de la Corte Suprema, en cuyo desempeño se le formuló una
acusación titulada "La sombra de Ayala"; y senador
por Chiloé en los trienios de 1876 y 1879.
Murió en el ejercicio de sus funciones de senador
y de presidente de la Corte Suprema, cargo para él vitalicio,
el 21 de Septiembre de 1880. Se le tributaron grandiosos homenajes.
Tanto los historiadores del pasado como los modernos
han dedicado folletos y libros para perfilar la figura de Manuel Montt,
el verdadero organizador, siguiendo las huellas de Portales, su antecesor
y su maestro moral, de las instituciones de la República y el
que sofocó con mano de hierro las intentonas revolucionarias
que formaban la vida normal de Chile.
Monumento Montt-Varas. En la plazuela de los Tribunales
de Justicia y frente a la Cámara de Diputados se alza el monumento
erigido con fondos erogados por Agustín Edwards Ross, uno de
sus admiradores y partidarios. En el monumento aparece Manuel Montt
y su Ministro del Interior Antonio Varas. La estatua representa un símbolo
de orden, de solidaridad y de gratitud.
Desde hacía años se venía gestionando
la compra de la casa en que nació Manuel en Petorca para declararla
monumento nacional. Diversos inconvenientes habían retardado
la ejecución del proyecto.
En noviembre de 1928 la Cámara de Diputados aprobó
el proyecto que destinaba los fondos necesarios para la adquisición
y reparaciones de la casa en que vino al mundo Manuel Montt. El Senado
aprobó el proyecto y el Ejecutivo lo promulgó como ley.
Llevan el nombre de Manuel Montt, ciudades, puertos,
plazas y calles en todo el país.
Ya puede estar satisfecha la gratitud nacional, y considerar
que la posteridad ha hecho justicia al pedagogo insigne, al Presidente
restablecedor y atalaya del orden y al magistrado de mano dura e inexorable
para el castigo y blanda y fértil de los premios y en los servicios
al país.
Fue casado con doña Rosario Montt Goyenechea,
su prima. Dejó los siguientes hijos: Pedro, Daniel, de brillante
inteligencia y fallecido muy joven, y soltero; Manuel, casado con Mercedes
García Huidobro Alcalde; Carlos, con Mercedes Ortúzar;
Luis; Benjamín; Alberto y Enrique; Luz, esposa de Ambrosio Montt
Luco; Rosa que lo fue de Eugenio Guzmán Irarrázaval; y
doña Rosario, del diplomático colombiano Carlos Sáenz
Echeverría.
Fte.: FIGUEROA, Virgilio, págs. 318, 319,
320 y 321, Tomo IV. Op.cit, 1925-31, en Bibliografía.